Construir ciudades más verdes

será vital para atenuar el clima del futuro

Periodista: María Laura Molina

Diseño e ilustraciones: Olga Cajina

Edición y coordinación general: Hassel Fallas

Publicado: 20 de junio de 2022

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¡Imaginemos juntas y juntos! Es de mañana. Salís de tu casa, te recibe en el jardín un árbol que te da sombra y una vegetación que atrae a los polinizadores. Te dirigís hacia la huerta comunitaria, donde vas a cosechar unas ramas de hierbabuena para tu batido diario. 

Después de tu desayuno, te alistás para el trabajo. Antes de enrumbarte al lugar desde el que laboras,  pasás dejando tus residuos orgánicos a la compostera del barrio. 

Caminás 200 metros más, rodeado de árboles y de ciclistas que ocupan la mayoría de la calle, y llegás a la parada donde tomás el bus eléctrico que tarda solo 10 minutos en llevarte al trabajo. 

Por la tarde, cuando salís de trabajar, está lloviendo. Eso no es problema porque la parada donde tomás el transporte de vuelta a casa está a tan solo 100 metros de donde te encontrás.

El aguacero que está cayendo más bien te alegra, porque con él pondrás a prueba el sistema de cosecha de agua que recién  instalaste en casa y tendrás agua para lavar la bicicleta que usaste el fin de semana en el parque recreativo de la comunidad.

Saliste a las cinco de la tarde del trabajo y a las cinco y media ya estás sacando a tu perrita a caminar por los parques que existen en tu barrio. 

Suena bien ¿no? Como de película, pero es un ejemplo de cómo deberían construirse y funcionar las ciudades del futuro justo para poder mitigar los gases de efecto invernadero y adaptarnos al cambio climático.

¿Cómo hacerlo?

“La realidad del futuro es que tendremos lugares más calientes que otros donde el agua faltará”, así describe los años venideros Jessie Vega, coordinadora de Acción Climática del Centro para la Sostenibilidad Urbana.

Esta situación hace que sea válido que nos preguntemos cómo adaptar los lugares en los que vivimos y viviremos a la nueva realidad que nos deparará el cambio climático. Para esto, Vega considera que es vital que las ciudades se conecten con la naturaleza, acompañando a las edificaciones con infraestructura verde y azul.

La infraestructura verde se refiere a la utilización de recursos como árboles, pastos y elementos naturales para así crear ambientes más saludables, transitables y frescos.

Esto se traduce, por ejemplo, en una carretera llena de árboles que te hagan sombra y en espacios donde haya  parques o jardínes donde podás sembrar plantas nativas del lugar y así, favorecer la polinización y la absorción de dióxido de carbono (CO2).

Una forma de hacer esto en San José es conectar las ciudades con los Corredores Biológicos Interurbanos María Aguilar y Río Torres, los cuales atraviesan la Gran Área Metropolitana (GAM), recomienda Vega.

¿Qué es un corredor biológico?

Un corredor biológico interurbano es un espacio geográfico destinado al uso humano que conecta paisajes, ecosistemas y hábitats modificados y naturales que interconectan microcuencas y espacios verdes o áreas protegidas silvestres y brindan múltiples beneficios para los habitantes, la flora y la fauna, explican Maike Potthast y Sabrina Geppert en este artículo.   Además, este tipo de infraestructura verde mejora la resiliencia ante impactos del cambio climático, contribuye a la conservación de la biodiversidad y beneficia a las poblaciones humanas con la mejora de los servicios ecosistémicos.

La infografía a continuación te permite tener una noción más clara de lo vitales que son estos espacios.

Corredor biológico

1. Crear conectividad ecológica para garantizar el transito de las especies y la adaptación de la biodiversidad.   2. Innovaciones y alternativas para un desarrollo económico sostenible  3. Proyectos de restauración ecológica  4.Uso sostenible de los recursos naturales.

LA IMAGEN SE BASA EN LA PUBLICADA POR: REVISTA AMBIENTICO, #272. UNIVERSIDAD NACIONAL, 2019  

Por su parte, la infraestructura azul está relacionada con la  infraestructura urbana del agua y los de cuerpos de agua cercanos, como las lagunas.

Al contar con infraestructura azul, en las ciudades se pueden conservar los principios del ciclo  hidrológico y especialmente trabajar en la captación y filtración de agua,  es decir, la capacidad del suelo de absorber el agua que cae sobre su superficie.

Nuestras principales fuentes de aguason subterráneas, pero con todo el proceso de urbanización, alteramos y cortamos ese proceso de flujo del agua y ahora, especialmente en un escenario de cambio climático, es necesario favorecer y respetar los procesos del ciclo hidrológico, sobre todo la infiltración”

Jessie Vega

Coordinadora de Acción Climática del Centro para la Sostenibilidad Urbana

Foto: Centro para la Sostenibilidad Urbana

La lluvia que se infiltra en el suelo determina cuánta agua estará disponible para las plantas o cuánta se evaporará en el aire. Recordemos que los suelos absorben CO2, por esta razón, los cambios que ocurran en ellos podrían influir en el nivel de CO2 que hay en el aire, comenta Mauricio Chacón, encargado de la Oficina de Acciones Climáticas del  Ministerio de Agricultura y Ganadería. 

Para Vega, la infraestructura verde y azul deben ir de la mano con el respeto al ecosistema que rodea los espacios de construcción, así como con una arquitectura con un enfoque bioclimático. Es decir, el diseño de edificios debe tener en consideración las condiciones climáticas, respetando y aprovechando los recursos disponibles como el sol, la vegetación, la lluvia y los vientos. Ese equilibrio es fundamental para disminuir los impactos ambientales.

Gobernanza de las ciudades

Para asegurar e impulsar la infraestructura verde y azul, las municipales juegan un papel determinante. Sin embargo, los gobiernos locales no suelen tener obligaciones estrictas en cuanto a acciones climáticas, aspecto clave para la planificación de ciudades en un contexto de cambio climático, dice Federico Cartín, economista y planificador urbano; fundador y director de Rutas Naturbanas.

“Necesitamos una política de Estado diferenciada por territorio que nos permita manejar el exceso o la falta de agua de lluvia y eso se traduce en que diferentes áreas realicen la cosecha de la  lluvia para abastecerse de agua en las épocas de verano” afirma Cartín.

Un ejemplo de esto es Guanacaste, donde las sequías afectan la disponibilidad del agua. En la provincia hay una serie de  reservorios, los cuales filtran el agua y hacen que en las zonas aledañas, nazcan nuevos ojos de agua y de esta forma se recupere el recurso hídrico.

Este tipo de proyectos son ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza, en donde se evidencia que, cuidando y restaurando los ecosistemas, se puede asegurar la disposición de agua en periodos críticos.  

Además de toda la infraestructura, la educación es un eje fundamental cuando se habla de ciudades sostenibles, expone Cartín.

Es necesario que las personas entiendan que, a partir de una infraestructura rodeada de árboles, se puede mejorar la calidad del aire. Lo que implica una reducción de enfermedades respiratorias. A quienes no les mueve nada el tema ambiental, quizás sí lo consiga el tema de salud pública. Ambos, ambiente y salud, van de la mano”

Federico Cartín

Economista y planificador urbano; fundador y director de Rutas Naturbanas

Foto: Rutas Naturbanas

Para tomar decisiones en un escenario de cambio climático, es fundamental pensar en el área metropolitana como una gran ciudad y no como un conjunto de mini ciudades,  explica Cartín.  Para el economista, no tiene sentido esperar a que cada cantón trate de implementar acciones climáticas aisladas porque el cambio climático no es selectivo ni hace diferencias entre cantones.

Una ciudad funcional

Otra de las claves para lograr una ciudad funcional es mitigar donde más se generan emisiones, es decir, en el sector transporte. Por esta razón, Vega insiste en que los  esfuerzos deben estar enfocados en un transporte público que sea accesible y funcional para las personas que lo utilicen, y llamativo para que, quienes no son usuarios, se acerquen a él.

Además, tanto Vega como Cartín coinciden en la necesidad de que los servicios, tiendas, trabajos, centros educativos y todo los establecimientos a los cuales asisten las personas, estén cerca del hogar, justo para dinamizar la economía y mejorar la calidad de vida de las personas.

Además, Cartín agrega la necesidad de una economía comunitaria donde las soluciones nazcan de lo colectivo y no de la individualidad. Esto se puede ver reflejado, por ejemplo, en una compostera comunal, justo para encaminarse a una economía circular con oportunidades de empleo en el mismo barrio.

Pero para lograrlo, Vega establece que todas las acciones deben acompañarse de una correcta  vinculación de la gestión del riesgo con la adaptación climática para priorizar la prevención y evitar  las pérdidas humanas y materiales por desastres naturales.

Las ciudades del futuro deben contar con códigos de construcción estrictos, donde se tengan mapeados las zonas de riesgo y no volver a cometer los errores del pasado: construir en lugares propensos a la inundación o a los deslizamientos»

Jessie Vega

Coordinadora de Acción Climática del Centro para la Sostenibilidad Urbana

Belén y Curridabat con una visión hacia el futuro

Para Vega y Cartín, en Costa Rica aún hay mucho camino por recorrer y la ciudad perfecta y sostenible no existe. Sin embargo, hay ciudades que ya llevan unos pasos adelante.

Un caso es el cantón de Belén, el cual suele tener problemas relacionados  con las inundaciones urbanas. Sin embargo, la construcción sostenible ha sido su camino a seguir en los últimos años, así lo describe Jessie Vega.

Desde el 2014, el cantón cuenta con una Comisión Cantonal de Cambio Climático, conformada por miembros de la sociedad civil, funcionarios públicos de diversas instituciones, Universidad Nacional y representantes de empresas privadas del cantón, quienes han realizado acciones para la adaptación y mitigación al cambio climático.

Además, posee un plan de acción en mitigación, que incluye proyectos en movilidad, protección de recurso hídrico, gestión integral de residuos sólidos, ciudades inteligentes, eficiencia energética, arborización y restauración de áreas de protección, capacitación, educación y sensibilización ambiental. 

A esto se le suma la creación de un Comité de Movilidad Urbana Sostenible que busca reestructurar el transporte y facilitar el uso de otros medios como la bicicleta.

El cantón también ha incorporado los principios de construcción sostenible, la variable climática y la eficiencia energética en los reglamentos del Plan Regulador.

Hemos tenido diferentes programas de mitigación y de adaptación al cambio climático donde se incluyen, por ejemplo, soluciones basadas en la naturaleza como techos verdes, muros verdes y todo un programa de arborización cantonal con monitoreo e inventario de vegetación en áreas públicas. También un programa de gestión integral de residuos. Creo que el mayor beneficio desde el 2014, cuando creamos esta comisión, es el poder trabajar de lleno la gobernanza climática y empoderar a la sociedad, trabajar todos juntos hacia un mismo objetivo: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro territorio y adaptarnos»

Dulcehé Jiménez

Coordinadora Ambiental en la Municipalidad de Belén

Otro de las ciudades ejemplo es Curridabat. Este cantón, según Vega, ha hecho un gran esfuerzo en generar espacios verdes para priorizar los servicios ecosistémicos. 

En el cantón también cuenta con 10 huertas comunitarias y posee más de mil núcleos composteros. Además, en el 2021, se construyeron más de 9 km de ciclovías.

Asimismo, Curridabat se declaró como una ciudad circular, con el fin de incentivar la economía circular, hacer que los recursos que consume la ciudad sean sostenibles y que la generación de residuos sea mínima.

Sin duda, el cambio climático pondrá en jaque nuestras ciudades y las formas en que las habitamos. Por esta razón, visualizar cómo podría ser una ciudad donde mitiguemos y nos adaptemos a los efectos del cambio climático, nos ayudará a construirla poco a poco. ¡Se vale imaginar para luego accionar!

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