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Cinco razones por las cuales

el cambio climático afecta más a las mujeres

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Periodista: María Laura Molina

Diseño e ilustraciones: Olga Cajina

Edición y coordinación general: Hassel Fallas

Publicado: 13 de junio de 2022

Sí, la humanidad por completo está expuesta a los efectos del cambio climático. Sin embargo, sus impactos no perjudican a todas las personas por igual. Existen poblaciones más vulnerables que otras a sus consecuencias y, entre ellas, están las mujeres. Las adversidades del calentamiento global las impactan más a ellas debido a los históricos estereotipos y roles de género que han dominado a la sociedad. En este artículo te damos cinco razones que lo ejemplifican.

1. Más pobreza y menos acceso a créditos

Ilusatración

Vivir en la pobreza y tener pocas opciones de crédito son dos factores determinantes para que las mujeres sean más vulnerables a los embates del cambio climático.  En América Latina, por cada 100 hombres habitando en hogares pobres, hay 113 mujeres en la misma condición. Esto implica que para ellas, sea más difícil acceder a los recursos necesarios para enfrentarse y recuperarse de  las consecuencias que dejan los desastres naturales provocados por el calentamiento global. 

La situación puede ser aún más complicada para las mujeres agricultoras -se estima son el 20% de la fuerza laboral de la región– porque cuando ocurren sequías, inundaciones o huracanes, sus tierras son devastadas y, en consecuencia, pierden sus cosechas y los animales de los que dependen para subsistir. 

Diversos estudios han demostrado que las mujeres agricultoras, además de poseer menos tierras que los hombres, carecen de acceso a los insumos, semillas y crédito para invertir y reponerse de los golpes que el cambio climático les propicia a sus tierras. 

“Las mujeres requieren de créditos para poder renovarse, volver a trabajar sus tierras o buscar otra oportunidad de ingresos económicos, pero se topan con muchas limitaciones”, comentó  Agripina Jenkins,  especialista en cambio climático del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Costa Rica.

Estas brechas agudizan la vulnerabilidad de las mujeres porque las ata de manos para invertir y adaptarse mejor a los cambios del clima. Por ejemplo, en Costa Rica, las mujeres reciben menos de una cuarta parte de los créditos otorgados para agricultura, ganadería y actividades relacionadas

2. Ante los desastres, la vida de los otros es primero

Históricamente, a las mujeres se les han impuesto las tareas de cuidado de niños, niñas, personas adultas mayores y enfermas. Esa responsabilidad no las excluye cuando ocurre algún desastre natural como una inundación, que obliga a las familias afectadas a salvaguardarse. En ese sentido, las mujeres, son más proclives a priorizar la seguridad y bienestar de otros sobre la propia.

Agripina Jenkins,  especialista en cambio climático del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Costa Rica, asegura que en el mundo se han documentado casos donde, a pesar del peligro inminente, hubo mujeres que regresaron a sus casas a recoger leche o alimentos para sus bebés y en ese momento ocurrió un deslizamiento de tierra y ya no pudieron salir del lugar con vida. 

Por situaciones como la mencionada no es extraño que, durante el ciclón Nargis de Myanmar en 2008, tres de cada 5 personas fallecidas por su causa, hayan sido mujeres. 

Esta obligación hacia el cuido de los otros es la razón que explicaría también que, en las emergencias, a menudo las mujeres y las niñas sean las últimas en comer o en ser rescatadas. Y pese a ello, en medio de la tragedia, deben asumir una carga todavía mayor de trabajo doméstico y de cuidado, en medio de la escasez de  recursos.

3. Más vulnerables a violencia de género y abuso sexual

Una de las grandes consecuencias de los desastres atribuibles al cambio climático es que no pocas personas deben abandonar sus hogares y territorios porque fueron destruidos. Esta dolorosa coyuntura la encaran más frecuentemente las mujeres y las niñas. Ellas son 4 de cada cinco personas desplazadas por desastres y cambios relacionados con el clima en todo el mundo.

Esa migración abre las puertas a episodios de violencia. En sus traslados a otros territorios,  las mujeres son abusadas sexualmente o son sometidas a explotación sexual, así lo describe un estudio sobre los factores de riesgo de las mujeres   migrantes en Centroamérica.

Otro ejemplo lo refleja un estudio del PNUD realizado en Uganda, África, donde cada vez que ocurren fuertes lluvias y sequías prolongadas, las mujeres y niñas están obligadas a emprender largos viajes para buscar comida y agua.  Incluso, algunas familias recurrieron a casar a sus hijas para poder enfrentar la escasez de alimentos más fácilmente. 

Además, las movilizaciones por efectos del cambio climático, hacen que los derechos reproductivos de las mujeres queden en último plano.

“Si una mujer debe evacuar su hogar, muy probablemente pensará primero en que toda la familia salga bien y, si hay tiempo, en llevar alimentos. Difícilmente pensará en llevar anticonceptivos. Muchas veces no tiene acceso a ellos o durante la atención de las emergencias, las autoridades no se los suministran”, afirma Jenkins.

4. Las escasez de alimentos afecta, directamente, a las mujeres

Las mujeres, especialmente las rurales, indígenas y campesinas, son las principales responsables de la alimentación familiar, así como de recolectar recursos básicos para la subsistencia de los hogares, como son el agua y la leña.

“Estas responsabilidades, asignadas culturalmente, corresponden al trabajo no remunerado realizado por niñas y mujeres y la escasez de estos recursos esenciales -a causa del cambio climático- pueden aumentar el tiempo que deben dedicarse a ello, resultando en la profundización de los nudos estructurales de la desigualdad”, indica un informe de la Cepal.

En consecuencia, eventos como sequías, que dañan cultivos y estropean cosechas, ponen en riesgo la alimentación de las mujeres y sus familias. Lo mismo sucede con las inundaciones y huracanes, que arrasan con los alimentos y contaminan el agua.  Ante esas consecuencias, las mujeres llevan la peor parte porque, son quienes en su mayoría,  deben encontrar la forma de llevar alimentos y agua a  sus hogares.

A esto se le suma también, la exposición a altas temperaturas que implica la búsqueda de recursos como agua, lo cual hace que las mujeres sean propensas a golpes de calor u otras enfermedades.

En ese sentido, un estudio sobre pobreza de tiempo y agua en 25 países del África subsahariana evidenció que, en 2011, las mujeres invirtieron 16 millones de horas diarias para la recolección de agua potable, mientras los hombres solo 6 millones.

5. La recarga de la acción climática está en las mujeres

“El problema está en las brechas de género y no en la acción climática”,  comenta Jenkins al referirse a que muchas de las acciones individuales para mitigar el cambio climático pueden recargarse sobre los hombros de las mujeres.

Por ejemplo, cuando se trata de separación de residuos valorizables y orgánicos, los roles culturales de género podrían sugerir que de ello deben encargarse las mujeres, porque ellas son las que, en el 80% de los casos, preparan los alimentos en casa.  

Situaciones como la descrita anteriormente evidencian por qué el gran reto de la acción climática es incluir la perspectiva de género en las políticas y medidas que adopte. “Hay que tener muchísimo cuidado con la acción climática para no dejar la tarea de salvar al planeta únicamente a las mujeres”, comenta la especialista del PNUD.

Ante estas situaciones, Agripina Jenkins, especialista en cambio climático del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Costa Rica,  insiste en que es fundamental que el Estado les garantice a  las mujeres puestos de decisión en materia climática. Las incluya, también, en el diseño de las políticas públicas y proyectos de mitigación y de adaptación. Finalmente, es fundamental que cada país incorpore una visión de género para responder a las necesidades y demandas que las mujeres enfrentan y viven a causa del cambio climático.

Te recomendamos leer, también:

Eventos climáticos extremos podrían exacerbar violencia de género, un artículo de Michelle Soto, editora de Ojo al clima, medio aliado de La Data Cuenta.

El artículo se basa, entre otras fuentes, en el Estado Global del Clima 2021 de la Organización Meteorológica Mundial. Entre otras afirmaciones, el documento expone que: “los eventos extremos no causan por sí mismos la violencia de género, sino que exacerban los factores que la provocan o crean entornos que permiten este tipo de comportamientos”.

Esta violencia puede tener consecuencias a largo plazo como lesiones físicas, embarazos no deseados, exposición a infecciones de transmisión sexual, estigmatización interiorizada, problemas de salud mental, entre otros.

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