El alto costo de hacer periodismo de investigación en los países árabes

“Lo que el mundo árabe necesita es libertad de expresión”, Jamal Khashoggi.

El asesinato del periodista Jamal Khashoggi, a manos de la policía secreta de Arabia Saudita, dentro de su consulado en Estambul, indignó al mundo en octubre pasado. Khashoggi, columnista del Washington Post, era un crítico del gobierno y del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán. Su muerte evidenció la pesadilla que enfrentan quienes ejercen el periodismo y la defensa de la libertad de expresión en Medio Oriente y el Norte de África.

En esa región del mundo, hacer periodismo, y más aún investigación, es una osadía que conlleva un alto riesgo aún por dar noticias que, en otras partes del planeta, parecerían inofensivas.

Sobre esas implicaciones y la forma en que opera Reporteros Árabes para el Periodismo de Investigación (ARIJ, por sus siglas en inglés), conversé con Carole Kerbage, editora de análisis de Datos del sitio web, con sede en Amán, Jordania.

Arij es la primera y única organización sin fines de lucro en la región dedicada al periodismo de investigación. Se fundó en 2005 y en ella colaboran medios impresos, radiales, televisivos y en línea de Jordania, Siria, Líbano, Egipto, Irak, Bahrein, Palestina, Yemen y Túnez.

El encuentro con Carole ocurrió en agosto pasado -tres meses antes de la desaparición de Khashoggi- y en el marco de Data4Change. Un taller que reunió en la capital jordana a medios de comunicación, y organizaciones de la sociedad civil de ese país, con científicos de datos, programadores, diseñadores y periodistas de análisis de bases de datos de diversas partes del mundo.

Precisamente, el equipo del que formé parte se unió a Arij y se ocupó de scrapear información que, sistematizada en una base de datos, permitió analizar, y evidenciar, las formas en que las autoridades jordanas utilizan una serie de leyes para controlar la libertad de expresión y su efecto en los periodistas. Con ese insumo se diseñó un prototipo de sitio interactivo para denunciar estas restricciones y sus efectos en la sociedad.

A continuación, la entrevista con Carole Kerbage

¿Cuál es la situación actual del periodismo de investigación en la región de Medio Oriente y el Norte de África?

“En esta región los periodistas enfrentamos constantemente amenazas y la posibilidad de ser arrestados y detenidos en varios países. También está la posibilidad de morir en aquellos donde hay conflictos políticos, pero igualmente en aquellos que parecen no ser tan problemáticos».

Simplemente por hacer nuestro trabajo: informar. Realmente es muy duro trabajar en esta región, aun en países como Jordania o Líbano. Hay muchas leyes que restringen la libertad de prensa y de expresión y convierten a los periodistas en convictos solo por escribir de algo que es de interés público».

Sin embargo, en ARIJ (Arab Reporters for Investigative Journalism) hacen periodismo de investigación, ¿cuál es el costo, el precio que pagan y cómo se protege esta red?

«Nuestros periodistas no trabajan en ambientes amigables. Tenemos casos en que una vez publicado su trabajo no pueden regresar a sus países o lo dejan tan pronto como puedan para no ser detenidos. Nos ha pasado en Egipto.

También, en algunos casos deben escribir bajo nombres falsos o evitar poner sus créditos. Algunos de ellos han ganado reconocimientos internacionales, pero no los reclaman para no salir a la luz y exponerse a castigos.

Operamos en medio de una gran cantidad de medidas de seguridad, desde encriptar todas nuestras comunicaciones, hasta entrenarnos para enfrentar entornos hostiles».

¿Cuáles son los temas que despiertan la ira de los gobiernos y del poder en esta región?

«Depende del país y del contexto, las más comunes son revelar cualquier información sobre el ejército, violaciones de derechos humanos a lo interno de las fuerzas armadas o de los ministerios de Defensa. Otro tema sensible es el de la religión, tocarlo puede ofender a muchos. Todo depende de las reglas de cada país sobre lo que puede y no ser informado».

El impacto del periodismo de investigación de hoy en día debe trascender lo local, ser transfronterizo y colaborativo, ¿cómo aprovecha Arij esa posibilidad de trabajar en red con colegas, no solo del Medio Oriente y el Norte de África, sino también de otras latitudes?

«Ayuda muchísimo y el beneficio va más allá de la colaboración, compartir datos, conducir o ser parte de investigaciones transfronterizas. Muchas veces ser parte de estos proyectos colaborativos nos permite cubrir la visión local del problema, acceder a información que dentro del país sería difícil o imposible de conseguir. Es la posibilidad de obtener historias más grandes, de mayor impacto.

Trabajar con el respaldo de una red nos da cierta protección. En la investigación de los Papeles de Panamá las cartas solicitando información las enviamos en inglés, en nombre del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ)».

Este video es parte del prototipo final del sitio web interactivo, elaborado durante Data4Change en Jordania.  Muestra a los usuarios qué leyes restringen la libertad de los medios de comunicación en ese país, los posibles castigos y compara a Jordania con otros países. Contiene un cuestionario y una línea de tiempo, y también le permite al usuario descargar la base de datos. Fue elaborado por: Amanda Hobbs (líder del equipo), Shorouq Al-Manaseer (diseñadora gráfica), Giselle Cory (científica de datos), Fahed Al-Waisi (desarrollador), Eman Alqaisi periodista de investigación), Tiz Alocci (diseñadora gráfica) y Hassel Fallas (periodista basada en análisis de datos).

¿Cuál es la situación que enfrenta el periodismo de la región a la hora de recopilar bases de datos para investigar?

«Encontrar bases de datos aquí es muy difícil. Cuando hay proyectos grandes que implican filtraciones de información es cuando es más probable hallar información para revelar algún caso.

Ante esa carencia, en ARIJ construimos nuestras propias bases de datos. Constantemente monitoreamos la red, de manera que, cuando hay alguna información en línea, la recuperamos antes de que cualquier gobierno de la región la remueva. Nos ha ocurrido en Yemen y Siria, por ejemplo.

También recopilamos documentos físicos, los analizamos, los escaneamos y extraemos de ellos información para construir nuestras bases de datos».

Eso es un trabajo titánico, pero fundamental para mantener viva la memoria de los hechos de interés periodístico.

«Es un trabajo extenuante, pero lo mínimo que podemos hacer es proteger esa información de ue sea eliminada en medio de algún conflicto político como ha ocurrido en Arabia Saudita y Egipto, también. Toda esa información la incorporamos a nuestro propio sistema para sistematizar la información y hacerla accesible en búsquedas por nombre de la persona o de la empresa».

Arij, ¿comparte ese sistema propio de información con otros colegas de la región?

«Lamentablemente tenemos limitaciones legales que nos impiden poner esas bases de datos en línea. Pero si un periodista nos escribe con su petición, podemos ayudarle».

La situación de la libertad de prensa en Jordania

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