En un viaje por el tiempo que comienza en 1850 y llega hasta nuestros días, una línea blanca horizontal traza sobre un gráfico el pulso térmico del planeta. No es simplemente una línea. Es la crónica del calentamiento gradual y silencioso que altera las temperaturas en todas partes del globo. Esta línea revela un patrón inquietante: por cada año que pasa, el termómetro global se inclina ligeramente hacia arriba, un promedio de 0.0096 °C.
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