En la última década, el cambio climático ha dejado de ser una advertencia para convertirse en una realidad tangible, con temperaturas globales récord que están llevando al 2024 a ser el año más caluroso registrado. Este fenómeno agrava la crisis hídrica global, afectando a casi la mitad de la población mundial. En México, la deficiente gestión del agua y una infraestructura anticuada han intensificado la emergencia hídrica, con la disponibilidad de agua disminuyendo drásticamente. Oaxaca, uno de los estados más afectados, enfrenta una severa escasez de agua potable, exacerbada por la falta de mantenimiento y gestión gubernamental ineficaz. Las comunidades locales, como San Dionisio del Mar, han tomado medidas desesperadas para asegurar el suministro de agua, reflejando una crisis que se repite en muchas regiones de América Latina.
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