A nivel mundial, los principales acreedores son los países miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE y los bancos multilaterales. En cuanto a los países miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, los principales prestamistas son Japón, Alemania y Francia (tres de los países que más emisiones de dióxido de carbono han lanzado a la atmósfera en el último siglo).
De hecho, en este Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, que presta dinero para la acción climática, se encuentran los mayores generadores de gases de efecto invernadero (GEI) del planeta. En un reportaje anterior de La Data Cuenta y Ojo al Clima se vio cómo estas naciones responsables del calentamiento global compensan con centavos sus emisiones, impactando primordialmente a los países menos responsables del calentamiento global, pero más vulnerables.
“Debemos considerar que se trata de países desarrollados, potencias o países del Norte Global que también son los principales emisores de GEI y que deberían de ser los que tendrían la mayor deuda, los que deberían financiar las acciones climáticas y ambientales. Sumado a ello, han incumplido la promesa de incrementar en US $1.000 millones anuales los recursos financieros para atender la emergencia climática. Esto (la lentitud en la entrega de los fondos) conlleva a que los países del Sur Global caigan en mecanismos de deuda”, explicó Leandro Gómez, coordinador del Programa Inversiones y Derechos del área de Política Ambiental de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Dentro de los bancos multilaterales, se destacan el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) así como la Asociación Internacional de Fomento (AIF) -ambos pertenecen al Grupo Banco Mundial-, también está el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
“El financiamiento vinculado a la acción climática viene, principalmente, del Banco Mundial, el mayor actor multilateral de desarrollo, cuyo buró está conformado, en buena medida, por esos mismos países del Norte Global que logran incidir en sus políticas”, comentó Gómez.
“El problema es que ese financiamiento, justamente, se da por medio de un sistema financiero que está en crisis porque fue creado en un contexto completamente distinto al actual: el periodo posguerra tras la II Guerra Mundial. Hoy estamos en un contexto de policrisis, para llamarlo de alguna manera, donde el sistema financiero no solamente se ha mostrado incapaz de dar una respuesta, sino que, a su vez, ha sido parte del problema, colaborado en generar estas grandes crisis financieras climáticas”, continuó el experto de FARN.
De allí viene el llamado cada vez más fuerte para que el Banco Mundial reforme sus políticas y prácticas, el cual también incluye al Fondo Monetario Internacional (FMI). El objetivo es que el accionar de estas entidades financieras se adecúe a los actuales retos globales como el aumento de la resiliencia frente al cambio climático, las pandemias, los conflictos y la fragilidad.
De hecho, los líderes mundiales han pedido que el Banco Mundial triplique su capacidad de préstamo, adoptando las recomendaciones de la revisión independiente realizada por el G20 sobre la adecuación del capital de los Bancos Multilaterales de Desarrollo (MDB, por sus siglas en inglés).
Paralelamente, la presión sobre el FMI viene creciendo para que reforme el Marco Común del G20, esto con el objetivo de ayudar a los países vulnerables al cambio climático con problemas de deuda a recuperarse tras eventos extremos y permitirles invertir en resiliencia y desarrollo. También se está pidiendo a los países del G20 que cumplan el compromiso de recanalizar US $100.000 millones de sus Derechos Especiales de Giro (DEG) no usados.
Precisamente el pasado mes de abril, durante las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI, la entidad bancaria anunció que reducirá su ratio capital/préstamos en un punto porcentual, es decir, se pasaría del 20% al 19%. Esto liberará US $4.000 millones adicionales para préstamos en condiciones favorables a los países en desarrollo.
David Malpass, presidente del Banco Mundial en ese momento y quien dejará el cargo en julio, hizo un segundo anuncio: “nuestros países miembros aprobaron medidas que pueden sumar hasta US $50.000 millones a la capacidad de préstamo del BIRF a lo largo de los próximos 10 años”.
Asimismo, se anunció un programa piloto de capital híbrido para atraer inversores del sector privado. Según el Banco Mundial, US $1.000 millones en capital híbrido movilizarán unos US $6.000 millones en préstamos. No obstante, la entidad bancaria advirtió que el capital híbrido podría elevar el costo de los préstamos para los países de renta más baja.
En cuanto a América Latina, los bancos que más créditos han otorgado a la región son: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el BIRF. También estos bancos están reinventándose para ajustarse a las actuales necesidades de los países.