Cinco gráficos que evidencian el impacto del calentamiento global en el planeta

Por: Hassel Fallas

Análisis, visualización de datos e investigación

Durante siglos la humanidad se habituó a vivir en un planeta con un clima bastante predecible. Casi con exactitud de reloj suizo sabíamos cuándo iniciaba y terminaba una estación.  Cuándo, dependiendo de la posición de la Tierra respecto del Sol, hacía más calor, más frío, llovía o se secaban los ríos. Con base en esos comportamientos se estableció la agricultura y, en general, las formas de vida del mundo.

Sin embargo, desde mediados del siglo pasado, el clima se ha vuelto más propenso a llenarnos de incertidumbre: en algunos meses llueve más y con más intensidad de la que estábamos acostumbrados; en otros el calor es más elevado, con temperaturas extremas e incendios forestales que nos asombran. En consecuencia, las catástrofes relacionadas con el clima se han vuelto más frecuentes y devastadoras.

En medio de esos escenarios de incertidumbre es cada vez más frecuente que desde la Ciencia se responsabilice al cambio climático de distorsionar los patrones que durante cientos de años creímos pronosticables y hasta inmutables.

¿Qué es el cambio climático? ¿Por qué es tan malo? ¿Es realmente culpable de todas las debacles meteorológicas y humanas que se le achacan? ¿Cómo tienen certeza los científicos de que el cambio climático es provocado por las personas? ¿Qué evidencia, observada y razonable, lo sustenta?

La Data Cuenta conversó con la doctora Ruth Cerezo Mota – investigadora mexicana en climatología, modelación y cambio climático- para responder a estas interrogantes bajo el tamiz del análisis de datos y la visualización de cuatro indicadores clave e interrelacionados que arrojan luz sobre el reto que el cambio climático representa para la vida.

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Desde que existe, el clima del planeta ha sido influido por fenómenos naturales. Sin embargo, los científicos han demostrado que estas causas -como la gran erupción de un volcán- no son suficientes para afectar significativamente a las temperaturas en lapsos prolongados de tiempo.

“Que hoy en día el planeta sea más caliente no es natural, estos cambios tan bruscos no son producto de fenómenos naturales, sino humanos”, advierte la doctora Cerezo Mota.

Para los científicos hay un 95% de probabilidad de que las personas seamos las responsables de este calentamiento acelerado, principalmente porque las emisiones de gases de efecto invernadero -en particular de CO2 por quema de combustibles fósiles- han incrementado considerablemente desde la era industrial (mediados del siglo XIX).

Esa mayor cantidad de calor en el planeta es transportada por los vientos y las corrientes de los océanos a distintas partes del mundo, en consecuencia, algunos lugares se calientan más de la cuenta mientras otros se enfrían más. También cambian los patrones de la lluvia y, en general, el clima se vuelve más impredecible. 

Un alza de la temperatura intensifica, por ejemplo, fenómenos meteorológicos como las inundaciones porque aumenta la cantidad de humedad en el aire, lo que hace que llueva con más intensidad y que el riesgo de inundaciones se incremente cada vez más.

Este aumento de la temperatura está sucediendo tan rápido que no da chance de adaptarse a los ecosistemas.  Plantas que nos protegían, que servían para mitigar el calor, se están muriendo, no están sobreviviendo a las sequías tan frecuentes.

Cuando hablamos de temperatura, las personas suelen pensar en el pronóstico del tiempo diario. Por ejemplo, el día de esta entrevista, en Mérida, Yucatán, estuvimos a 28°, mientras el día anterior la máxima fue de 32°, una diferencia de 4°. Quizá por eso les cuesta asimilar que una subida global promedio de 1° o de 1.5°, desde la era industrial, pueda ser tan grave. Para entenderlo mejor hay que ver ese proceso en el largo plazo. Fijarse en que, aunque esa subida sea una medida estándar mundial, hay regiones que se están calentando mucho más que otras y que como consecuencia hace que, en regiones como Europa, en 2022, la temperatura haya llegado a 40°. Algo nunca visto.

Ruth Cerezo Mota - investigadora

¿De dónde salió la meta de 1.5° para limitar el calentamiento global?

Se trata de un punto de inflexión político, surgido en el marco del Acuerdo de París en 2015. Su objetivo es limitar el calentamiento mundial por debajo de 2°, preferiblemente a 1,5° en comparación con los niveles preindustriales. Para alcanzar este objetivo de temperatura a largo plazo, los países se proponen reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo. Sin embargo, la temperatura promedio global incrementó 1.15 grados en 2022 con respecto a la era preindustrial (1850-1900).

Antes de que los humanos metiéramos la mano en la atmósfera, los gases de efecto invernadero tenían buena fama porque son los que han permitido la vida en el planeta, son los encargados de mantener a la Tierra agradablemente calientita. Sin ellos en la atmósfera, existiendo de manera natural y en equilibrio, la temperatura del mundo habría sido bastante inhóspita: unos 33ºC más fría.

Sin embargo, los humanos rompimos este balance perfecto cuando empezamos a quemar carbón, petróleo y gas de manera inclemente y exagerada. También sobrecalentamos al planeta con un excedente de emisiones por agricultura, ganadería y tala de bosques. De esas gigantescas emisiones extra, la atmósfera sólo absorbe un 1%. La mayoría de ellas son soportadas por los océanos (91%), luego los suelos (5%) y el hielo (3%), según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

La subida de las temperaturas, provocada por las crecientes cantidades de gases de efecto invernadero- principalmente de CO2- también traen consecuencias sobre la salud de la gente, ya que favorecen la transmisión de enfermedades como dengue, tuberculosis, fiebre amarilla, cólera, diarrea y males respiratorios. 

Entonces, además de lidiar con las consecuencias de eventos climáticos más intensos -como inundaciones, sequías e incendios forestales- los países también deben preparar a sus sistemas públicos de atención para enfrentar estos efectos colaterales, remarca la doctora Cerezo Mota. 

¿Qué es IPCC?

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es el órgano internacional encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático. Fue establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para facilitar a las instancias normativas, evaluaciones periódicas sobre la base científica del cambio climático, sus repercusiones y futuros riesgos, así como las opciones que existen para adaptarse al mismo y atenuar sus efectos.

Como consecuencia del calentamiento extra de la Tierra, los océanos han sido duramente castigados. Al ser los que absorben más del 90% de las emisiones de dióxido de carbono, la temperatura superficial del mar se ha elevado y acidificado, factores que están alterando las condiciones de vida y supervivencia del ecosistema de especies marinas.

Esta situación genera, colateralmente, otros impactos en los humanos: Por un lado, al subir la temperatura, aumenta el nivel del mar. Por tanto, las comunidades costeras son más vulnerables de sufrir inundaciones, las cuales también se incrementan en zonas urbanas porque fenómenos meteorológicos como las lluvias y los huracanes tienden a ser más severos ahora.

¿Por qué sube el nivel del mar? Cerezo Mota explica que este fenómeno se relaciona, en parte, con el aumento de la temperatura, porque cuando el agua se calienta, se expande. Por el otro lado, los casquetes polares se están derritiendo más de lo habitual y natural, entonces llega mayor volumen de agua a los océanos.

 Adicionalmente, al acidificarse los océanos, los pueblos que subsisten de la pesca sustentable se ven afectados porque merma la abundancia de especies de mariscos y peces para consumo. En un artículo, publicado por la Universidad de Costa Rica, se afirma que, en cinco décadas, el cambio climático ha disminuido en 5% las capturas pesqueras a nivel mundial. Una cifra que podría aumentar al 10% en 2050 y ser más severa en el trópico.

Hay ciertas cosas que sin importar lo que hagamos, serán irreversibles. Una de ellas, que también es observable, es el aumento del nivel del mar. Hay países que son islas y están muy preocupados porque el nivel de agua se eleva de forma preocupante y amenazante porque este problema no se resuelve con migrar el país a otra isla. Van a desaparecer. Este aumento del nivel del mar va a continuar. Sabemos que las proyecciones indican que lo único que podemos hacer es controlar, mitigar las consecuencias. Lo mismo ocurre con el deshiele de las de los casquetes polares. Va a seguir ocurriendo

Ruth Cerezo Mota - investigadora

“Estamos jugando con los datos cargados”, lamenta la doctora Cerezo Mota. Para ella, hay estudios suficientes que demuestran que la quema de combustibles fósiles y las crecientes emisiones de CO2 han provocado que eventos meteorológicos extremos estén ocurriendo de manera más frecuente e intensa.

“Hemos observado cómo fenómenos que ocurrían cada 100 años ahora suceden con mayor frecuencia. Los seres humanos estamos haciendo posibles alteraciones que eran poco probables de pasar”, añade.

Como ejemplo, solo en 2022, la humanidad atestiguó temperaturas extremas en India, Pakistán y Europa. Además, hubo lluvias torrenciales que rompieron todos los récords históricos de precipitación en Pakistán, Sudáfrica y Brasil. Los tres países tienen en común que, en lapsos cortos de tiempo, cayó más lluvia de la esperada.

 

Además, con las guardadas proporciones, enfrentaron la violencia de la devastación de infraestructura, cultivos y lo más lamentable, la pérdida de vidas humanas.

Ya estamos con una crisis climática porque estos eventos extremos están trayendo problemas humanitarios como la temporada de huracanes más extrema del año pasado, lo que también generó migraciones de gente de Centroamérica, porque fue muy golpeada esta región. Ya estamos experimentando migraciones en África por las sequías, ya estamos experimentando pérdidas importantes y riesgo de seguridad hídrica y alimentaria

Ruth Cerezo Mota - investigadora

Las inundaciones se triplicaron en el mundo en solo tres décadas. En la memoria del 2022, las imágenes de una tercera parte de Pakistán cubierta por el agua y con 1.500 fallecidos son una fuerte evidencia de los estragos del cambio climático, pero también de la desigualdad social y económica, de la injusticia climática.

En Pakistán las personas más afectadas son las que vivían en asentamientos humanos construidos cerca de los ríos, las más pobres del país, habitando viviendas de barro y en sitios donde la tierra es más barata y propensa a inundaciones.

Además, países como Pakistán, que tienen muy bajas emisiones de CO2, son los más azotados y castigados por estos fenómenos. Están muy mal preparados para encararlas en comparación con los mayores responsables del calentamiento global: China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón.  

Para Cerezo Mota, la crisis climática es también una de desigualdad, falta de inversión y planeación por parte de los gobiernos. Hay más población expuesta a inundaciones y otros fenómenos extremos porque los gobiernos no están haciendo su trabajo de proteger la biodiversidad, los ecosistemas, dice.

Los gobiernos tampoco invierten en proyectos de infraestructura para mitigar la situación. Hay un descuido para proteger a las personas, no se han tomado a tiempo las acciones para hacer menos severas estas catástrofes. Esta crisis también es una de crisis de justicia social y ambiental. Las compensaciones financieras de la COP27 deben ser para infraestructura, pero para que funcionen urge implementar mecanismos de transparencia de ejecución”

Ruth Cerezo Mota - investigadora

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