¿Mundial carbono neutro??
Para eventos masivos, como es la Copa Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos, los créditos de carbono se utilizan para alcanzar las cero emisiones netas. ¿Cómo es el proceso? Primero, la organización reduce todas las emisiones posibles del evento. Las que no se pueden reducir, se compensan comprando “créditos de carbono”, asociados a proyectos que evitan emisiones o capturan carbono de la atmósfera.
De hecho, la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) lanzó, en la Conferencia de las Partes (COP24) realizada en Katowice en 2018, una plataforma para descarbonizar eventos deportivos firmada por la propia FIFA.
Para compensar emisiones hay créditos de todo tipo, pero los que compró el Comité Supremo de Organización y Legado, en particular, suelen tener una muy baja integridad ambiental, explicó el investigador de Carbon Market Watch y especialista en mercados de carbono, Gilles Dufresne.
Para que sean efectivos, los créditos de carbono deben seguir un principio llamado “adicionalidad”; es decir, deben ser proyectos que generen nuevas reducciones de emisiones y que no habrían sucedido de ninguna otra forma.
Las energías renovables podrían contar como créditos de carbono, solo si previenen el desarrollo de energía sucia. En otras palabras, tendrían que ser proyectos que, de no tener incentivos económicos, inevitablemente llevarían al desarrollo de combustibles fósiles.
Sin embargo, debido a su creciente rentabilidad, las energías renovables en países desarrollados no suelen calzar en esta descripción, explicó Dufresne. Al ser proyectos económicamente viables, no se puede considerar que son excepcionales.
“La organización del Mundial de Fútbol está comprando estos créditos pensando que está reduciendo emisiones, pero eso no está pasando en la realidad. El dinero está yendo a un proyecto que iba a suceder de todas formas, entonces no hay una reducción de emisiones adicional”, señaló el investigador.
Otras certificadoras han impuesto restricciones a los créditos de energías renovables. Gold Standard, por ejemplo, indica que solo financia proyectos renovables en los países menos desarrollados, pequeñas islas en desarrollo y zonas de conflicto. Ninguno de esos criterios aplica para Serbia y Turquía.
El Comité de Cambio Climático del Reino Unido advirtió, en un reciente informe, que los créditos de carbono “pueden enmascarar esfuerzos insuficientes por parte de las empresas para reducir sus propias emisiones” y “a menudo aportan menos de lo que se afirma”.