En México, los días en que las temperaturas superan los 30 grados Celsius están dejando de ser la excepción para convertirse en la norma. Este cambio significativo en el patrón climático del país está reconfigurando la vida diaria, la economía y el entorno natural. Desde la aridez del desierto de Sonora en el norte, hasta la humedad tropical de Chiapas en el sur, pasando por la urbanizada Ciudad de México en el centro, el calor intenso se está volviendo un desafío cada vez más urgente en todas las regiones.
Históricamente, entre 1950 y 1979, la media nacional era de 93 días tórridos al año. Sin embargo, se anticipa un aumento de hasta 116 días anuales para el período de 2010 a 2039, según un análisis de datos realizado por La Data Cuenta y basado en las proyecciones del modelo matemático CMIP6, disponible en el portal del Cambio Climático del Banco Mundial. Este estudio no solo revela un incremento significativo de los días calurosos a nivel nacional, sino que también evidencia variaciones importantes de una región a otra y de estado en estado.
Graciela Raga, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, explica que los modelos climáticos proyectan que tanto las temperaturas máximas como las mínimas serán más extremas. Este fenómeno no solo se traduce en días más calurosos, sino también en noches inusualmente frías en distintos momentos del año.
Ante este panorama, es crucial entender que los modelos científico-estadísticos utilizados en estas proyecciones tienen limitaciones. Aunque son esenciales para anticipar tendencias y facilitar la toma de decisiones, su fiabilidad depende de factores inciertos como las futuras emisiones de gases de efecto invernadero, la variabilidad natural del clima y los patrones de comportamiento humano. Pequeños cambios en cualquiera de estos factores pueden modificar las previsiones radicalmente.
Pese a estas incertidumbres, lo cierto es que los efectos de las ardientes temperaturas son ya una realidad palpable, especialmente para las poblaciones vulnerables. Las olas de calor están provocando deshidratación, insolación, desmayos, dificultades respiratorias, problemas cardiovasculares, golpe de calor y trastornos mentales. Frente a estos desafíos, la doctora Graciela Raga subraya la importancia de medidas preventivas como mantenerse hidratado, usar ropa adecuada, evitar la exposición al sol en las horas más calurosas y estar atento a los síntomas de problemas relacionados con el calor.
Este reportaje visual y de datos ofrece gráficos que visualizan estas tendencias de forma trimestral y anual, proporcionando una herramienta útil para comprender y abordar el aumento en la frecuencia y severidad de los días tórridos en México con proyecciones hasta el año 2100. A medida que el planeta avanza hacia un futuro indudablemente más caluroso, la adaptación y la mitigación se vuelven más que nunca esenciales para el bienestar y supervivencia de la humanidad.