Recientemente, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, lanzó una advertencia: el inminente episodio de El Niño amenaza con desatar un auténtico infierno en nuestro planeta.
El Niño es un fenómeno climatológico que hace que la superficie del océano Pacífico se caliente más de lo usual, y esto tiene un efecto dominó sobre el clima mundial. Este fenómeno, combinado con el cambio climático, elevará las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos, advierte la OMM.
Taalas dijo que las repercusiones de gran alcance que se avecinan podrían impactar la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medioambiente.
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México han alertado de que México no escapará de estas consecuencias. En el centro y sur del país, El Niño traerá menos precipitaciones, y eso se traducirá en sequía. Pero en el noroeste y noreste, las precipitaciones se intensificarán, tal y como ya ha ocurrido en Sonora, donde se han vivido sequías extremas seguidas de lluvias intensas. Eventos que podrían convertirse en una dinámica recurrente debido al calentamiento de los océanos.
Baja California Sur también se encuentra en el ojo del huracán. Olas de calor más intensas y frecuentes, la posibilidad de sequías que se alternan con inundaciones y una distribución desigual de la lluvia en diferentes partes del estado son solo algunas de las penurias que podrían aguardar a esta región.
En Chihuahua el aumento de las temperaturas invernales en la última década, ha perjudicado los cultivos en la Sierra de Chihuahua, principalmente de maíz, debido a la escasez de lluvia y condiciones propicias para plagas, de acuerdo con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo.
El faltante de lluvias en esa región también es preocupante porque la Sierra es el pulmón vital del noroeste de México y reserva de agua para distritos de riego no solo en Chihuahua, también en Sonora y Sinaloa. Además, provee gran parte del agua que México paga a Estados Unidos según el Tratado de 1944. Esta situación amenaza la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua en múltiples regiones, resaltando la necesidad de abordar la sequía y sus implicaciones para la agricultura y la cooperación internacional, tal y como plantea el analista Víctor Manuel Quintana.