Aprender a encontrar historias en bases de datos públicas, transformarlas en información y conocimiento. Desarrollar el olfato para descubrir, no solo dónde está la noticia en ese mar de datos, sino la inconsistencia, el dato ilógico.
Como aquél contrato por $2,8 millones (1.500 millones de colones) para dar un único servicio de alimentación en un evento de un Ministerio, que, en realidad, era por $2.800 (1,5 millones de colones), pero se elevó por un error de conversión de monedas.
Aprender a dudar siempre, a no dar por ciertos todos los números que tenemos en las manos y mucho menos los que nos dan los “expertos”.
Acostumbrarnos a jugar de abogados del diablo para resguardar la precisión; porque el diablo está siempre en los detalles.
Buscar la mejor forma de contar esa historia, quitarse la camisa de fuerza y dejar de creer que todo gira alrededor de un texto.
Este año, por ejemplo, cuatro de nuestros proyectos se desarrollaron en un formato que no necesitó de textos largos para explicarse por sí mismo.
Son narrativas que existen en la web de manera independiente de los reportajes que los acompañan, pero todos los materiales se complementan entre sí para darle al lector una experiencia más integral.
- Su carrera, su futuro: una narración basada en visualización de datos, publicada en marzo de 2015, que permite a los jóvenes tomar una decisión informada a la hora de elegir carrera universitaria, conociendo y comparando información de 107 disciplinas. Así, pueden descubrir la realidad del empleo, y la posibilidad de trabajar en lo que estudiarán. Además, se puede saber el monto del salario promedio en cada una de ellas.
- Importación de automóviles: un interactivo (julio de 2015) en donde simulamos el trayecto, que por mar y hasta los puertos costarricenses, siguen los autos de las marcas más populares que ingresan al país. También recreamos una ciudad para hablar del impacto en el tránsito que la creciente importación tiene en una nación cuya infraestructura vial está estancada desde hace más de tres décadas.
- Menos niños en las aulas, (agosto 2015) un proyecto para evidenciar cómo la caída en la natalidad está vaciando los salones de las escuelas de primaria. Para indagar en los cambios ocurridos en casi 4.000 escuelas y también para proyectar cuánto podría cambiar la cantidad de escolares viviendo en cada cantón en los próximos cinco años.
- Cumpleaños de un siglo (noviembre 2015), un especial interactivo con datos de 115 años de historia con los que, por medio de su análisis, probamos que era un mito la idea de que setiembre es el mes rey de los nacimientos en Costa Rica. Además le permitimos al lector averiguar ¿cuántas personas cumplen años el mismo día que usted?, ¿qué hechos históricos, económicos o sociales han influido en la natalidad?, ¿cuántos bebés más llegarán en la próxima década?, ¿cuál será su mes predilecto para nacer?
Nos valemos de visualizaciones, de pequeñas piezas gráficas que contienen lo que me gusta llamar: los datos poderosos, aquellos que juntos nos dan la magnitud del hecho expuesto.
Usamos videos, contados por los propios protagonistas, para enfatizar el impacto humano de los números. Incluso, presentamos la información como un juego. Hacemos motion gráfics para explicar en simple lo complicado.
Pero sobre todo, aplicamos un estricto proceso de análisis y creación de bases de datos que son el insumo fundamental para hacer este tipo de periodismo.
Aunque trabajamos de la mano con Daryl Zúniga, ingeniero de la Unidad, para facilitar la extracción de datos o creación de bases de datos, las mismas son modeladas y analizadas por las periodistas que laboramos en la sección.
¿Quién es un periodista de datos?
Mi respuesta: Un periodista de datos es alguien capaz de crear una base de datos estructurada y analizarla por su propia cuenta usando software básico como Excel u otros como SPSS, R o SQL, por mencionar solo algunas de las múltiples opciones.
Además, este periodista sabe aplicar principios básicos de estadística. Entiende cómo presentar sus conclusiones gráficamente y no se desentiende de ese trabajo para dejarlo únicamente en manos de los diseñadores interactivos.
Adicionalmente, sale a la calle a investigar sobre la base de los hallazgos encontrados en su estudio, habiéndolos validado y sometido a un fact checking previo.
No es un lobo solitario, sino un excelente jugador de equipo, que reconoce que un proyecto bueno solo puede ser excelente si se eleva a la potencia de la colaboración. Por eso respeta las ideas de los demás, les da su lugar y entiende que -en tiempo y forma- debe de entregar los insumos de los que dependen sus compañeros para, también en tiempo y forma, dar forma a la unidad del proyecto y su éxito.
Otras lecciones
A lo largo de estos 19 meses (abril 2014-noviembre 2015), en la Unidad de Inteligencia de Datos de La Nación también aprendimos que los móviles son la fuente de más de la mitad de nuestro tráfico web y que no podíamos seguir pensando de último en ellos.
Entendimos que debemos desarrollar para móviles y no solo conformarnos con un diseño responsivo, pensar mucho en la usabilidad del lector en esa plataforma .
Estamos en ese proceso de cambio y mejoras. Nos falta mucho por aprender todavía porque también hemos aprendido que debemos adaptarnos a los constantes cambios del mundo digital.
Nuestro ciclo de proyectos es:
- Experimentar
- Equivocarnos
- Reconocer nuestros errores
- Replantear ideas
- Ajustar prototipos
- Lanzar proyectos
- Buscar la innovación constantemente
En todo proyecto que iniciamos nos impulsamos unos a otros en el equipo para mejorar la forma de visualizar los datos, de representamos en video, de reportearlos desde la perspectiva más humana y también para mezclarlos con las palabras justas.
Todo con un objetivo: guiar al lector en el camino para sacar sus propias conclusiones mientras juega con los números y compara información. Mientras crea su propia historia de interés entre los datos.
Ese es el laboratorio de experimentación que, desde abril de 2014, es la Unidad de Inteligencia de Datos de La Nación de Costa Rica.
Un equipo multidisciplinario donde un ingeniero, dos diseñadores/programadores y tres periodistas hemos aprendido a trabajar como equipo, entre nosotros y con aliados claves como: fotoperiodistas, infografistas y estrategas de redes sociales, porque, hace mucho tiempo, el periodismo dejó de ser solo asunto de periodistas.
“Hay que perderle el miedo a los números, a los datos, a las matemáticas porque lejos de ser nuestros enemigos son aliados para encontrar nuevas historias. Ya no se vale solo encontrar la noticia o una buena historia y escribir un largo texto con una foto. Hoy las audiencias esperan formas novedosas y atractivas para consumir nuestras historias”, dice Mercedes Agüero, periodista senior de la Unidad.
Esas han sido algunas de las lecciones más significativas que hemos aprendido juntos.
Lo más difícil, quizás, ha sido sintonizarnos todos en la misma frecuencia, aprender a hablar un lenguaje común y crear lo más importante: el espíritu de equipo.
Hoy en día ya se mezclan, con naturalidad en nuestro idioma de equipo palabras como normalización, integridad, calidad, inconsistencia, modelo de análisis, data warehouse, interés público, la noticia es…, reportear, confirmar con la fuente, experiencia de usuario, layout, tooltip, código.
Y da igual si es periodista, ingeniero o diseñador quien las pronuncia porque todos ya nos entendemos.
A Pablo Robles, programador y diseñador de la Unidad, por ejemplo, le gusta hablar de la “responsabilidad social” de su trabajo, de hacer algo que ayude a la población a descubrir y entender las cosas que no se ven y nos perjudican a todos.
Parte clave en esa integración han sido los #TallerDataLN que iniciamos en diciembre del año pasado.
En esas reuniones, además de discutir y afinar nuestra agenda, compartimos lo que sabemos o vamos aprendiendo sobre periodismo de datos.
También invitamos a otros apasionados del análisis de datos a compartir lo que conocen de análisis de datos, business intelligence, ciencia de datos, estadística, visualización, software y cualquier otro tema que nos ayude a mejorar la calidad de nuestros análisis.
Pero lo más importante es que, en el proceso, aprendemos a hacer con las ideas y pistas que unos y otros nos damos.