Periodista: María Laura Molina
Diseño e ilustraciones: Olga Cajina
Edición y coordinación general: Hassel Fallas
Publicado: 11 de julio de 2022
María Fernanda Meneses es desastróloga. Cada vez que dice a qué se dedica, alguien le pregunta: ¿y eso, qué es? Ella explica que su profesión está relacionada con la gestión de riesgo y la atención de emergencias desde un enfoque psicosocial y por eso entiende, muy de cerca, la angustia que causa el cambio climático y sus consecuencias en otras personas. Con conocimiento de causa, María Fernanda asegura que esa angustia puede transformarse en una oportunidad para accionar por el bienestar del planeta. En este artículo te daremos una serie de recomendaciones para lograrlo.
La crisis climática y sus consecuencias son capaces de afectar la salud física y mental de las personas. Recientemente, una encuesta entre 10 mil jóvenes -en 10 países del mundo- reveló que, por esta causa, tres de cada 5 de ellos se sienten tristes, ansiosos y/o enojados. La afectación emocional que pueden padecer las personas debido al calentamiento global ha popularizado el uso de los términos: “ansiedad climática” o “ecoansiedad”.
La “ecoansiedad” o “ansiedad climática” es definida por la Asociación Americana en Psicología (APA por sus siglas en inglés) como un temor crónico a sufrir una catástrofe ambiental que genera emociones como nerviosismo, miedo, preocupación, desesperación, culpa, entre otras. Debido a ello, la revista The Lancet Planetary Health la describe también como una reacción que nos alerta del peligro, constantemente.
Aunque ambos conceptos se han expandido en el planeta, para la psicoterapeuta Rosemary Randall es mejor utilizar el término “angustia climática”, es decir, los sentimientos de conmoción, miedo, ira, dolor, pena, culpa y vergüenza que a menudo abruman a las personas ante la crisis climática. Todos ellos se consideran reacciones naturales para comprender una realidad difícil de encarar.
Para poder enfrentar todas esas emociones y regular la ansiedad por el cambio climático, hay un aspecto fundamental que debés cuidar: tu salud mental. Para Meneses, la salud mental tiene que ver con un bienestar integral, con sentirse tranquila o tranquilo con sí mismo y el entorno.
María Fernanda Meneses, desastróloga
Para que te hagás una idea: mantener la salud mental en buenas condiciones es como mantener una vida física sana. Por ejemplo, si hacés ejercicio y comés saludable, probablemente será más fácil que te recuperés de alguna enfermedad, aunque a veces tengás que acudir a medicamentos y reposo.
Lo mismo sucede con la salud mental, es fundamental que te cuidés para mantenerte sano y saber cómo actuar cuando llegue alguna crisis. Esto implica reconocer qué te hace sentir bien, qué redes de apoyo te rodean y cómo acudir a ellas.
También es muy importante tener una caja de herramientas para detectar y manejar situaciones de estrés y ansiedad para que nunca las veás como algo normal que tu organismo debe soportar. Una situación que, regularmente, ocurre a quienes trabajan en temas relacionados con desastres naturales y cambio climático: pueden llegar a acostumbrarse tanto a la adrenalina y al estrés, que normalizan la frustración y el cansancio, cuenta Meneses.
Esto hace que sigan en sus labores diarias en “modo automático” y con el paso del tiempo, su cuerpo y mente les pasa la factura de sentirse “quemados”, como popularmente se conoce a la sensación de estar sumamente cansado y ni siquiera poder cumplir con su trabajo y actividades cotidianas básicas.
María Fernanda Meneses, desastróloga
Para evitar llegar a ese agotamiento máximo y poner tu salud mental en crisis, te brindamos una serie de consejos para que transformés esa angustia en acciones a favor del ambiente:
Analizá lo que estás sintiendo y lo que más te agobia de la crisis climática. Luego, negocía con vos mismo y reconocé en qué áreas sí podés tener una incidencia real y en cuáles no.
Lleva un diario sobre cómo la angustia climática está afectando tu vida. Por ejemplo, anotá si te cuesta dormir, no tenés hambre, te sentís cansado o cansada.
Analizá lo que estás sintiendo y lo que más te agobia de la crisis climática. Luego, negocía con vos mismo y reconocé en qué áreas sí podés tener una incidencia real y en cuáles no.
Una vez que estés mejor, reconocé que no podés evitar que un desastre suceda, pero sí podés hacer pequeñas acciones para aminorar el impacto de la crisis.
Rodéate de espacios naturales: plantas, luz natural, aire fresco. La manera en que nos conectamos con nuestro entorno, influye en nuestras emociones.
Tomá un respiro de lo que te abruma, buscá espacios de desconexión. Evitá también, la sobreexposición a la información que no aporta a tu salud mental.
Fuente: Entrevistas a María Fernanda Meneses y a José Luis Ramírez, psicólogo clínico de Desansiedad, una plataforma de servicios psicológicos- en línea y presenciales- para apoyar a personas con trastorno de ansiedad generalizada.
Recordá que no sos la única persona que pasa por esto y que no nos salvamos solas ni solos, sino que cada pequeña acción incide y apoya en el bienestar que queremos para nosotras y nosotros y para los demás. En ese sentido, aprovechá también este consejo final que da el psicólogo y psicoterapeuta, José Luis Ramírez, de la plataforma Desansiedad:
José Luis Ramírez, psicólogo clínico de Desansiedad
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