Cambio Climático

Arde La Tierra:

Grandes incendios Amenazan Ecosistemas Globales

Texto, análisis y diseño de datos: HasselFallas

Publicado: 18 de octubre de 2023

Un círculo vicioso

El cambio climático no causa directamente los grandes incendios en el planeta, pero puede agravar las condiciones que los favorecen. A medida que la temperatura global aumenta debido a la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI), se producen alteraciones en los patrones de lluvia, se prolongan las sequías y la vegetación se seca. Estas condiciones pueden dar lugar a incendios más intensos y frecuentes en diferentes partes del mundo. En consecuencia, estos incendios liberan aún más GEI, lo que a su vez eleva las temperaturas, creando un círculo vicioso que empeora la crisis ambiental. Además, cuando los incendios arrasan grandes áreas de bosques y ecosistemas, se reduce la capacidad de la Tierra para que los árboles absorban dióxido de carbono (CO2). Esto es fundamental para la reducción del efecto invernadero y la desaceleración del calentamiento global.

Grandes incendios activos por día en el mundo

Un análisis de cinco años

En un mundo que enfrenta constantes desafíos ambientales, los incendios de gran magnitud surgen como una amenaza más. Los datos recopilados por la NASA, utilizando el sistema de información Modis, revelan un panorama preocupante que La Data Cuenta analiza en este reportaje. Se trata de un estudio de cinco años, desde enero de 2018 hasta diciembre de 2022, que muestra los patrones seguidos por los grandes incendios en todo el planeta.

La metodología se enfocó en estructurar una base con datos de la NASA de la que se filtraron solamente los incendios con sospecha de perjudicar a la vegetación. Posteriormente se seleccionaron aquellos cuya potencia de calor liberada superara los 1.000 megavatios por metro cuadrado. Además, se incluyeron solo casos con temperaturas de radiación que excedían los 251 grados kelvin y una confianza superior al 75% de que eran conflagraciones reales. Este proceso de filtrado aseguró que solo se consideraran los incendios de gran magnitud. De la base de datos organizada por este medio, que contenía 4,3 millones de registros, han quedado solo 16.607 que obedecían a dichos criterios.

Aunque no todas las más de 16.000 observaciones analizadas son atribuibles a incendios forestales, el incremento en la frecuencia y voracidad de este tipo de fuegos en distintas partes del planeta  denota su conexión con el cambio climático. En la medida que las temperaturas ascienden, la vegetación se seca más, volviéndose más inflamable lo que contribuye a exacerbar su ciclo destructivo, advierte Amir Jina, profesor de la Escuela Harris de Políticas Públicas de la Universidad de Chicago. Jina añade que por eso los costos climáticos asociados con los incendios forestales deben ser parte clave de la política climática.

En el mismo sentido, Loretta Mickley, experta en incendios forestales de Harvard, recalca que los incendios representan un problema doble: no solo son un síntoma del cambio climático, haciéndose más grandes, intensos y comunes en regiones donde pueden afectar a grandes poblaciones, sino que también agudizan la emergencia climática. 

¿Qué es un gran incendio?

De acuerdo con la National Fire Protection Association (NFPA) y el National Weather Service (NWS), un incendio de grandes magnitudes es aquél es que cubre entre 4 y 40 hectáreas, generando daños ambientales, pérdidas de vidas, interrupción de servicios públicos. Para efectos de este reportaje se consideró también un evento cuya potencia de calor liberada supera los 1.000 megavatios por metro cuadrado y tiene una temperatura de radiación por encima de los 251 grados kelvin.  

Países con la mayor incidencia de grandes incendios por día

Temporadas de mucho fuego

El récord histórico en estos cinco años de análisis de incendios activos diarios se marcó a finales de julio y agosto de 2021. Una escalada global que empezó el 30 de junio, cuando se registraron 97 incendios activos de gran magnitud que, tres días después, aumentaron a 110. Un dato inigualable hasta hoy.

 La Federación Rusa fue el epicentro de esta catástrofe, con 78 incendios -la mayoría forestales masivos- lo que llevó a las autoridades a declarar el estado de emergencia. La región de Sakha (Siberia), en el extremo noreste de Rusia, sufrió la peor parte con la pérdida de más de seis millones de hectáreas de bosques.

Esta tragedia rusa es solo la punta del iceberg. En promedio, Rusia ha enfrentado 1.4 incendios activos de alto calibre por día en los últimos cinco años, según estimaciones de La Data Cuenta. Estados Unidos y Brasil también están en la lista de los países más afectados, con 1.1 incendios activos diarios. Australia se ubica en 1, mientras que la República Democrática del Congo, Canadá y Angola enfrentan, al menos, un incendio grande cada dos días.

Estados Unidos vivió temporadas particularmente devastadoras, como la de principios de septiembre de 2021, cuando 54 incendios gigantes ardían simultáneamente, principalmente en California. En Brasil, en las mismas fechas, se registraron hasta 43 mega incendios, con un enfoque particular en la Amazonía, el pulmón verde más extenso del mundo. Sin embargo, el verdadero horror llegó en septiembre de 2022, cuando la Amazonía perdió más de mil kilómetros cuadrados de bosque tropical en tan solo tres semanas.

La República Democrática del Congo, que alberga el segundo bosque más grande del mundo, también sufrió la voracidad de los incendios gigantes. La biodiversidad de esta región está amenazada.

Reducidas a cenizas: Planeta pierda millones de hectáreas de bosque anualmente

Los países con la mayor devastación de bosque

Bosques arrasados por las llamas

Los números son esclarecedores: el planeta pierde millones de hectáreas de bosque al año debido a incendios como los analizados. En 2019, se quemaron más de 163 millones de hectáreas en todo el mundo, según el Sistema Global de Información sobre Incendios de Europa.

Los países africanos, como la República Democrática del Congo, Angola, la República Centroafricana, Zambia, Sudán del Sur y Mozambique, lideran el infame ranking de destrucción de bosque entre 2018 y 2022.

En Brasil, el aumento de la deforestación está asociado directamente con el aumento de la actividad incendiaria, señala Paulo Artaxo, físico atmosférico de la Universidad de São Paulo. En otras partes del mundo, como la República Democrática del Congo, Indonesia, Angola, Perú y Bolivia, los incendios son impulsados por el cambio climático, la política y la búsqueda de ganancias económicas, según Mark Gruin, CEO de Rainforest Trust.

Mientras la Tierra arde, las temperaturas continúan su implacable ascenso en la atmósfera, la superficie y los océanos del mundo. Pequeñas variaciones en la temperatura tienen un impacto significativo en el clima, lo que a su vez intensifica las sequías y la fuerza de los incendios forestales.

¿Qué son las anomalías de la temperatura?

Las anomalías de temperatura son diferencias entre la temperatura observada o prevista y la temperatura media de un período de referencia dado. En el caso de las anomalías de temperatura en los océanos, se calculan comparando la temperatura de la superficie del mar (SST) con una climatología de referencia.

Estas diferencias pueden ser positivas o negativas. Las positivas indican que la temperatura es más alta que la media, mientras que las negativas indican que la temperatura es más baja que la media.

Las anomalías de temperatura en los océanos son importantes porque pueden tener un impacto significativo en el clima global. Las positivas pueden contribuir al calentamiento global, mientras que las negativas pueden contribuir al enfriamiento global.

Variación inusual en la temperatura terrestre

Cambios alarmantes en el océano

Los grandes incendios, entre ellos los forestales, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, equivalente a una cuarta parte de las emisiones anuales globales de combustibles fósiles, según la OCDE.

Los grandes incendios, especialmente los forestales, tienen un impacto traumático en las víctimas, provocando problemas de salud mental a largo plazo, como trastorno de estrés postraumático, ansiedad, depresión e insomnio.

La pérdida de bosques a causa de incendios puede llevar a la erosión del suelo, condiciones secas, y facilitar la proliferación de especies invasoras, lo que impacta negativamente en la recuperación de los ecosistemas y la calidad del agua.

Consecuencias para la vida

La magnitud del problema es evidente al considerar que solamente los incendios forestales y controlados liberan en promedio 8 mil millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año, equivalente a una cuarta parte de las emisiones anuales globales de combustibles fósiles, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Las consecuencias de la pérdida de bosques van más allá. «Las áreas severamente quemadas a menudo están sujetas a la erosión del suelo y a las condiciones secas, lo que puede dificultar la supervivencia y la germinación de nuevas semillas», advierte el informe de la OCDE sobre incendios forestales. Además, estos eventos extremos también pueden facilitar la proliferación de especies invasoras, lo que dificulta aún más la recuperación de los ecosistemas.

«Los impactos de los incendios forestales extremos en la vida silvestre también pueden ser graves», apunta el mismo estudio que enfatiza en que la erosión del suelo también impacta la calidad del agua porque facilita la entrada de cenizas, sedimentos, carbono, compuestos tóxicos y metales pesados en los cuerpos de agua.

Finalmente, los grandes incendios, pero principalmente los forestales, perturban las emociones de las víctimas. La experiencia traumática de quedar atrapado en el fuego, junto con el desplazamiento de poblaciones y la pérdida de hogares y pertenencias personales, puede provocar problemas de salud mental a largo plazo, como trastorno de estrés postraumático, ansiedad, depresión e insomnio.

La relación entre el cambio climático y los grandes incendios forma un círculo vicioso que amenaza los ecosistemas globales, teniendo un impacto devastador en la biodiversidad, el clima y la salud mental de las personas afectadas. Como señala la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, urgen medidas para abordar el calentamiento global y menguar su frecuencia y magnitud. Esto implica invertir más en la reducción de su riesgo, colaborar estrechamente con las comunidades locales y fortalecer el compromiso global en la lucha contra el cambio climático.

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