VIH & Covid-19 en Costa Rica

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

Fotografía: Mayela López

Vivir con VIH en tiempos de Covid-19

Vivir con VIH en tiempos de Covid-19

Tan sólo 1,3 millones de las 2,1 millones de personas que fueron diagnosticadas como seropositivas en América Latina, tienen acceso a tratamiento. Esta situación se está agravando por la nueva pandemia de la Covid-19, según el análisis e investigación realizadas por PODER y Salud con Lupa, en alianza con medios de la región. ¿Qué está ocurriendo en Costa Rica? Este reportaje que publican en conjunto La Data Cuenta ,La Voz de Guanacaste y Radio Interferencia evidencia los trastornos que el nuevo coronavirus ha traído a la vida de decenas de pacientes.

Tan sólo 1,3 millones de las 2,1 millones de personas que fueron diagnosticadas como seropositivas en América Latina, tienen acceso a tratamiento. Esta situación se está agravando por la nueva pandemia de la Covid-19, según el análisis e investigación realizadas por PODER y Salud con Lupa, en alianza con medios de la región. ¿Qué está ocurriendo en Costa Rica? Este reportaje que publican en conjunto La Data Cuenta ,La Voz de Guanacaste y Radio Interferencia evidencia los trastornos que el nuevo coronavirus ha traído a la vida de decenas de pacientes.

Por Hassel Fallas

Investigación, diseño y gráficos
hassel@ladatacuenta.com
22 de setiembre de 2020

I Parte: Medicamentos

Costa Rica:

Covid-19 trastorna entrega de antirretrovirales a pacientes con VIH​

Covid-19 trastorna entrega de antirretrovirales a pacientes con VIH​

La Caja Costarricense del Seguro Social aceleró un plan para que las medicinas se retiren en los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis) y clínicas locales para evitar que las personas acudan a los hospitales nacionales. Se buscaba disminuir el riesgo de contagio de Covid-19, pero la medida ha ocasionado retrasos en la entrega de fármacos a pacientes con VIH de poblaciones indígenas, migrantes y en situación de pobreza

Desde que la pandemia llegó a Costa Rica, Manuel Agüero, coordinador del Proyecto VIH de la Iglesia Luterana en el país, empieza y termina sus días revisando un chat de Whatsapp con 150 personas seropositivas. El grupo fue creado por Agüero para brindar información y soporte emocional a quienes, en medio de las restricciones por la emergencia sanitaria, enfrentan dificultades para conseguir los fármacos antirretrovirales que necesitan para vivir. Los antirretrovirales son capaces de desacelerar el avance del virus del VIH dentro del organismo, lo que permite mantener el sistema inmunitario fuerte. Además, reducen las posibilidades de contraer una infección y de transmitir el VIH. La terapia requiere tomar una combinación de medicamentos a diario y a una hora determinada. No hacerlo es correr el riesgo de que el virus se vuelva a replicar. Desde el 6 de marzo, cuando se detectó el primer caso de Covid-19, decenas de personas viven con la angustia de estar corriendo ese riesgo contra su voluntad. En Costa Rica hay 11.076 diagnosticados con VIH, según datos al 2019 del Ministerio de Salud. El 85% de ellos recibe su tratamiento en la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS). La cobertura no es total debido a las personas que desisten de iniciar terapia, abandonan el tratamiento o presentan efectos secundarios severos que les impide continuar.

Cronología del nuevo coronavirus en Costa Rica

  • 6 de marzo

    Se confirman los dos primeros casos en el país

  • 18 de marzo

    Primer fallecimiento: hombre de 87 años

  • 28 de mayo

    País llega a 1.000 casos y 10 muertos

  • 21 de setiembre

    Total de casos es de 65.602 y fallecidos: 745

Fuente: Ministerio de Salud y medio: Delfino.cr

Al empezar la pandemia, la Caja aceleró un plan para que los pacientes pudiesen retirar sus medicinas en 788 Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis) y 96 áreas de salud. También se activó la prescripción de recetas electrónicas desde el teléfono o sitio web y se dispuso el envío por correo de medicinas hasta la casa de pacientes crónicos. 

Estas medidas buscaban disminuir el riesgo de contagio por el Covid-19 evitando que las personas acudan a los hospitales nacionales a recoger sus medicinas.

Sin embargo, esta estrategia no ha funcionado para todos. Los fármacos no están llegando a tiempo a todos los centros de salud y Ebáis como estaba previsto. Según Agüero, hay pacientes a los que les han entregado sus medicinas hasta 15 días después de lo que indicaba su receta.

“Estas personas colapsan emocionalmente porque para ellos estar sin sus medicamentos es una sentencia de muerte. Entendemos que la Covid-19 es algo sin precedentes, pero sí ha habido problemas recurrentes”
Manuel Agüero
Coordinador del Proyecto VIH de la Iglesia Luterana”

El nuevo coronavirus y la imposibilidad de acceder a sus medicinas ha generado cuadros de ansiedad entre quienes viven con el virus de inmunodeficiencia humana.

Para intentar calmar la angustia que esta situación les causa, hay quienes se acuestan muy temprano y duermen tantas horas como les sea posible. “Es su forma de protegerse de la muerte que anda afuera”, cuenta Agüero.

Estos inconvenientes no son exclusivos de los pacientes en Costa Rica. Situaciones similares ocurren en otros 27 países de América Latina y El Caribe.

Por cada

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Personas con VIH en la región,

Encaran obstáculos

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para conseguir las medicinas

Fuente: II Encuesta sobre el Impacto de la Covid-19 entre esta población, elaborada por ONU SIDA, en abril

Rodolfo Leitón ha vivido dos décadas con VIH. Aunque él no ha tenido problemas para acceder a los antirretrovirales que le suministra la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), tiene conocidos que sí han enfrentado demoras en la entrega. Él es consejero en la Asociación Esperanza Viva y, desde allí, colabora con estos pacientes para sobrellevar las dificultades que la pandemia por Covid-19 ha traído a sus vidas. En la foto lo acompaña su madre Haydeé Hernández, quien es su principal apoyo.

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

Diversos grupos afectados

Respecto a las dificultades en la distribución de medicamentos, voceros de la CCSS, indicaron que esto ocurre en ciertas áreas de salud y Ebáis porque el personal responsable no solicita a tiempo el despacho de medicamentos al hospital correspondiente.

Según Antonio Solano Chinchilla, jefe del Servicio de Infectología del hospital Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, estas demoras no tienen justificación porque el despacho desde las farmacias a los centros de salud puede hacerse en 24 horas.  

Los obstáculos para acceder a medicamentos son mayores fuera del casco metropolitano, asevera Rosibel Zúñiga de la Asociación Esperanza Viva. La estrategia de la CCSS no ha contemplado las necesidades de pacientes de comunidades indígenas, de zonas retiradas y en situación de pobreza donde es limitado el uso del teléfono celular e internet para enterarse cómo pedir la receta electrónica o cómo hacer el trámite para recibir la medicina en casa o en un Ebáis cercano.

“Conocemos casos de gente incomunicada porque no tienen dinero para recargar el celular o que han buscado información por teléfono y no pueden esperar mucho tiempo porque se les acaba el saldo, entonces van a los hospitales y les dicen que no pueden darles allí sus medicamentos”, señala Agüero.

Ante este panorama, la doctora Gloria Terwes, coordinadora institucional del Programa VIH-Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual de la CCSS, comentó que la entidad ha hecho lo posible para evitar trastornos, no solo a los pacientes con VIH sino a cualquiera otro con patologías distintas

“La pandemia de la Covid-19 está azotando los servicios. Lógicamente hemos sufrido atrasos. En el tema VIH estamos sigilosos y vigilantes. Posiblemente ha habido problemas por las razones que usted cita, pero la falta de atención para ellos no ha sido agresiva, se han atendido bien”
Gloria Terwes
Coordinadora institucional del Programa VIH-Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual de la CCSS

Desde que apareció la COVID-19 en Costa Rica, grupos de pacientes con VIH -principalmente de zona rural y migrantes- han tenido dificultades para recibir el tratamiento puntualmente. Algunos han encarado esperas de 15 o más días para retirar los antirretrovirales en los Ebáis de su localidad, por ejemplo.

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

Los migrantes también tienen problemas para acceder a los antirretrovirales en el contexto de la pandemia. Se ha complicado gestionar ayuda para migrantes sin papeles o en condición de refugio ya que hay entidades que ahora solo atienden por correo.

“Los extranjeros vienen diagnosticados, pero con poca dosis de medicamento y les toca esperar más tiempo para ser atendidos”, refiere Manuel Agüero. 

Hay más de 300 extranjeros en terapia antirretroviral en el país, según datos al 2017 de la Dirección de Vigilancia del Ministerio de Salud. Uno de ellos es la migrante cubana Maritza González (se usa otro nombre para proteger su identidad), quien llegó al país a finales de setiembre del 2019 con antirretrovirales por cinco meses. Creyó que serían suficientes mientras hacía los trámites para pedir refugio, permiso de trabajo y conseguir un seguro médico por el Estado. En medio de ese papeleo brotó el Covid-19 y debió aguardar cinco meses antes de recibir el tratamiento con la CCSS.

“En el Hospital México me dieron cita para el 26 de abril, pero después me llamaron y la cambiaron para el 20 de mayo. El día de la cita me hicieron exámenes, placas y me dieron pastillas para la ansiedad. Tuve que esperar un mes más por los antirretrovirales. ¡Aguanté cinco meses sin ellos! El día que me los dieron casi fue una fiesta”, recuerda González. Para otros migrantes, la odisea por antirretrovirales continúa. 

La reforma a la Ley General sobre el VIH- SIDA de 2019 faculta a la CCSS a dar tratamiento a los extranjeros bajo una serie de condiciones: haber entrado en condición regular, en condición de visa humanitaria o de refugiado y tener documentos de identificación. No obstante, si una persona no cumple estos requisitos, pero llega a Emergencias con una condición aguda se le dará la atención que requiere, refiere Gloria Terwes de la CCSS. 

No hay desabasto según la Caja Costarricense del Seguro Social

Las organizaciones como la Iglesia Luterana y la Asociación Esperanza Viva aseguran que también se han incrementado las solicitudes de intervención de pacientes que perdieron su empleo y, al no poder seguir pagando su seguro médico, tienen inconvenientes para continuar su terapia. 

En otros casos, el acceso al tratamiento se complica porque al paciente se le venció el seguro por el Estado, indica Antonella Morales, directora de Transvida.

Sin embargo, tanto la Ley General sobre el VIH- SIDA como la jurisprudencia de la Sala Constitucional establecen que la medicación no puede interrumpirse por morosidad y debe garantizarse a pacientes pobres o en indigencia, sin importar la nacionalidad.  

Debido a la pandemia de la Covid-19 la organización Transvida, creada para brindar ayuda a mujeres trans, ha atendido solicitudes de ayuda para resolver demoras en la entrega de antirretrovirales en la CCSS, principalmente, por el vencimiento del seguro con el Estado. En la foto, Jeanette Salgado, miembro de Transvida.

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

La doctora Terwes reconoce estos derechos, pero recuerda que los pacientes también tienen obligaciones. Refiere, por ejemplo, que, si dejan de pagar el seguro, no se les puede atender de inmediato hasta hacer un estudio de cada caso. El tratamiento no se les negará, pero deberán buscar un arreglo de pago con la CCSS, explica. 

Costa Rica dispone de una reserva de tres meses para atender un eventual desabasto de antirretrovirales en el mundo y está gestionando pedidos a los fabricantes con antelación.

“Se cuenta con inventarios suficientes para cubrir aproximadamente tres meses de consumo en la mayoría de los casos. En la actualidad no hay desabastecimiento, sin embargo, sí se han enfrentado retrasos en las entregas, influenciados por la emergencia del Covid-19 a nivel mundial”, respondió el Sub-Área de Programación de la Dirección de Aprovisionamiento de Bienes y Servicios de la Gerencia de Logística de la CCSS a un requerimiento hecho para la elaboración de este reportaje.

Aunque es un alivio que no haya riesgo de desabastecimiento a futuro, los retrasos en la entrega de medicamentos deben superarse a seis meses de la pandemia.

Ante el temor de quedarse sin la medicina que requieren, muchos pacientes reviven la angustia que experimentaron cuando les dieron su diagnóstico de VIH. 

"La pandemia nos regresó a ese momento en que temimos a la muerte. En mi caso, porque, además de vivir desde hace 20 años con VIH, soy hipertensa y me da temor cómo reaccione mi organismo”,
Rosibel Zúñiga
Presidente de la Asociación Esperanza Viva (ASEV)

Cada día, Rosibel vence sus miedos para brindar acompañamiento a las más de 100 personas que integran su organización y seguir trabajando junto a ellas en la defensa de sus derechos. Así ha sido desde el 2001, cuando surgió ASEV como la primera asociación de mujeres con VIH del país, y ni siquiera una pandemia podrá con ellas.

Rosibel Zúñiga dirige la Asociación Esperanza Viva- con dos décadas de dar soporte a personas con VIH en Costa Rica-. En esta Asociación han asesorado a nacionales y migrantes que, ante la contingencia por Covid-19, están sufriendo retrasos en la entrega de sus medicamentos. Zúñiga y su equipo les ayudan a agilizar trámites, renovar o conseguir seguros médicos y hasta gestionar pequeños apoyos económicos para poder desplazarse a centros médicos en caso de ser necesario.

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

II Parte: Testimonio

Entrevista

“Aguanté cinco meses sin antirretrovirales. La Covid-19 me puso más nerviosa”

“Aguanté cinco meses sin antirretrovirales. La Covid-19 me puso más nerviosa”

Refugiada cubana en Costa Rica, 36 años *

A mí me diagnosticaron VIH muy jovencita: a los 16 años. Tengo 20 años viviendo con esto y el tratamiento que recibí en Cuba fue lo que me mantuvo en stand by la vida entera. En mi país, trabajas y trabajas y no ves resultados así que me decidí a vender todas las cosas de la casa y saqué visa para irme a Nicaragua con la intención de cruzar por tierra a Costa Rica.

Llegué a San José en setiembre de 2019 con ayuda de un ‘coyote’ y pedí refugio. Mi esperanza era conseguir, lo más pronto posible, un seguro médico, la medicación y un trabajo. Para todo eso había que hacer trámites y esperar. Yo traje tratamiento por cinco meses, pero se acabó en febrero. Para mediados de marzo, cuando se declara el estado de emergencia por la Covid-19 en el país, ya tenía casi dos meses sin tomar antirretrovirales y la cosa se complicó más. Estaba muy nerviosa. Veía las noticias de todos los muertos en el mundo y me animé a ir al hospital México para buscar antirretrovirales. Ese día me di cuenta de que ya me habían asegurado por el Estado.

Me dieron una cita para el 26 de abril que después me la cambiaron para el 20 de mayo. Ese día me hicieron exámenes y solo me dieron pastillas para la ansiedad. Los antirretrovirales me los dieron -por fin- a inicios de julio. Tuve mucho susto, todo el tiempo tuve susto. Cuando me cambiaron la cita o me dijeron que tenía que esperar, me entró una gran desesperación. Bajé de peso descomunalmente, sufrí mucho dolor de cabeza, imagino que de tanto pensar lo que la falta de medicamentos podría hacerle a mi organismo si me agarraba la Covid-19.

 

(*) Se mantiene en reserva la identidad del entrevistado a su solicitud

III Parte: Entrevista

“Quizá no se erradique el VIH, pero vendrá una cura que lo controle mejor”

“Quizá no se erradique el VIH, pero vendrá una cura que lo controle mejor”

La cura funcional del VIH sería posible en los próximos años y transformaría la vida de los pacientes al controlar mejor la infección sin necesidad de un tratamiento continuo, prevé el infectólogo Antonio Solano Chinchilla. Hay esperanzas en la eficacia de la interacción de medicamentos con diferentes mecanismos de acción.

El infectólogo Antonio Solano Chinchilla no cree que – en el mediano plazo- haya una cura única para el VIH sino, más bien, la interacción de medicamentos con diferentes mecanismos de acción para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Fotografía: Mayela López/LaDataCuenta

Los primeros casos de VIH en Costa Rica se atendieron en 1983. Al inicio, frente a una epidemia que el mundo empezaba a conocer, a los pacientes solo se les daba vitaminas y se trataba las enfermedades oportunistas del VIH, como la neumonía y la tuberculosis, frente a un sistema inmunitario debilitado. Las personas morían un año después de su diagnóstico. 

Los tratamientos contra el virus de inmunodeficiencia adquirida han ido evolucionando hacia medicamentos más robustos y con menos efectos adversos. Se pasó así de ser una enfermedad mortal -casi sin ninguna esperanza- a una con la cual se puede llegar a tener calidad de vida. En la actualidad, la ciencia sigue avanzando en el desarrollo de nuevos fármacos, refiere el infectólogo Antonio Solano Chinchilla, quien dirige el Servicio de Infectología del hospital Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, uno de los más importantes de Costa Rica. En este centro se atienden cerca de 3.000 personas con VIH, casi una tercera parte de todos los diagnosticados en el país. 

Se van a cumplir cuatro décadas de convivir con el VIH. ¿Qué avances ha habido en este tiempo para los pacientes?

En el aspecto médico ha habido avances significativos. Antes se les daban muchas pastillas a los pacientes. ¡El famoso cóctel VIH era terrible! Actualmente se les está dando como medicamento de primera línea un combinado de tres pastillas en una y estamos a la espera de que llegue un nuevo fármaco que mejoraría la adherencia de los pacientes, un aspecto fundamental para mantener suprimida la carga viral. Este producto es comercializado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se llama Dolutegravir. Se trata de una sola pastilla en conjunto con el Tenofovir y Lamivudine. La llegada de este medicamento se ha retrasado debido al COVID-19 que ha complicado el despacho de medicinas, la logística y el abastecimiento de antirretrovirales en el mundo.  

¿Hacia dónde avanza el VIH en el mediano y el largo plazo? ¿Podemos ser optimistas sobre esta epidemia? 

Con el VIH podemos ser optimistas moderados. Quizá no se erradique el virus, pero sí vendrá una cura funcional, que controle mejor la infección mediante una serie de medicamentos llamados neutralizantes. El efecto de ese tratamiento haría que la persona pueda mantenerse un tiempo prolongado sin necesidad de un tratamiento continuo, como el actual. Esto podría ocurrir antes de una década. La cura que quisiéramos, la vacuna que elimine el virus, esa sí va más lento, es una posibilidad más lejana. 

También está la terapia génica, que es como si al paciente le hicieran una transfusión de células que impiden el acceso del virus del VIH a otras, defienden el cuerpo del ingreso viral, lo bloquean y lo destruyen. Sin embargo, no creo que haya un tratamiento único para la cura del VIH sino, más bien, la interacción de medicamentos con diferentes mecanismos de acción.

En la última Conferencia Internacional sobre VIH se habló de que cada vez se están diagnosticando a más personas adultas mayores con el virus…

Hay médicos a los que no se les pasa por la mente que los adultos mayores pueden tener VIH. Les hacen todo tipo de exámenes y dejan al último esta prueba, quizá pensando que el paciente, por su edad, ya no tiene sexo, pero ahora los adultos mayores tienen más posibilidades de tener una vida sexualmente activa. Habría que tener campañas de prevención para esa población y diagnosticarlos lo más pronto posible para mejorar su calidad de vida.

¿Ha mejorado en estas décadas el estigma y la discriminación asociada a la enfermedad?

Persisten situaciones que reflejan la ignorancia sobre la realidad de las personas con VIH. Hay desconocimiento sobre aquellos pacientes cuya carga viral es no transmisible, lo que quiere decir que la presencia del VIH en la sangre es tan baja que no se puede detectar en una prueba. No quiere decir que la persona esté curada, pero sí que los antirretrovirales han reducido a niveles muy bajos su carga viral. En esos casos la persona con VIH indetectable ya no puede transmitirlo a otros. Eso le cambia la vida, hace que ya no se sienta como un ente capaz de dañar a otros.

Hay menos discriminación, pero aún se sigue escuchando comentarios ignorantes y casos de personas a las que despidieron por tener VIH. Claro, no lo dicen así abiertamente, pero se escudan en los llamados “reacomodos de personal”, por ejemplo.

Una encuesta de ONUSIDA, aplicada a 2.300 personas con VIH en Latinoamérica, da cuenta de que 8 de cada 10 perciben un riesgo medio o alto de contraer el COVID-19, ¿son más susceptibles o no estos pacientes al nuevo virus?

No. Hasta el momento no se ha demostrado que los pacientes con VIH sean más vulnerables al COVID-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) lo han enfatizado: no hay mayor riesgo de infección siempre y cuando no estén inmunodeprimidos y tengan un buen recuento de células CD4 (linfocitos que ayudan al sistema inmunitario a combatir infecciones). 

Los factores de riesgo para COVID-19 son: obesidad, hipertensión arterial y diabetes. Si una persona vive con VIH, es adulta mayor y presenta alguna de esas comorbilidades entonces sí es más vulnerable. 

¿Qué pautas debe seguir una persona con VIH y que tenga una o varias comorbilidades?

Las personas con VIH, como cualquiera otra, deben ser estrictas en la higiene de manos, uso de mascarilla y en guardar el distanciamiento físico de otras personas. Es recomendable tener al día las vacunas contra la influenza, la neumonía y todas las posibles. En el caso de los que presenten comorbilidades, deben seguir sus tratamientos para evitar complicaciones de la respuesta inflamatoria al virus del COVID-19. 

¿Qué consecuencias podría tener en los pacientes la interrupción de sus terapias con antirretrovirales?

Depende del medicamento que tome el paciente. Si a la persona se le prescribe Efavirenz y lo toma intermitente -tres olvidos al mes, por decir un ejemplo- corre el riesgo de que se presenten mutaciones del virus. Hay que considerar que todo depende del nivel de células CD4 con las que se empezó el tratamiento. Si se inicia con un nivel muy bajo se podría caer otra vez en la enfermedad. 

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Créditos:

Investigación,diseño y gráficos: Hassel Fallas. Fotografías: Mayela López. 

Este es un proyecto de investigación periodística colaborativa dirigido por PODER y Salud con Lupa, en alianza con medios de Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y Perú. El reportaje sobre Costa Rica lo publican en conjunto La Data Cuenta,La Voz de Guanacaste y Radio Interferencia

Todos los derechos reservados

2020

(Los artículos de La Data Cuenta son propiedad de su autora, Hassel Fallas. Si desea reproducirlos o hacer referencia a ellos, por favor cite la fuente original y vincule el link a su publicación).

 

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